jueves, 17 de abril de 2008

¡Que apetito!

El asado más grande del mundo. Eso me dijeron que harían. Hace unos días, me escribió un periodista del diario El Observador de Uruguay, contándome que en Montevideo harían el asado más grande del mundo. Me dijo que la idea era batir un nuevo récord Guinness de asados grandes, con una finalidad simple: comenzar a exportar al mundo la marca “Carne Uruguaya”. También me dijo que sabía del libro de la vaca, y que le interesaba saber mi opinión sobre el asado más grande del mundo.

Le respondí contándole que mientras escribía "La vida de una vaca" descubrí mi fascinación por los asados colectivos. Estuve en uno en Ayacucho, a 400 kilómetros de Buenos Aires, donde hacen la Fiesta Nacional del Ternero y la gente comía carne a destajo. Familias enteras masticando carne y chupando huesos, con esa feliz impunidad que sentimos los carnívoros frente a un buen asado.

Y sobre el asado de ese domingo, el más grande de todos, le comenté que si lo hubiera sabido antes de publicar el libro, tal vez habría intentado que La Negra, mi vaca, muriera ahí en Montevideo como un homenaje a la hermandad sudamericana: un chileno cede su vaca argentina para que termine su vida en la boca de los uruguayos.